martes, 29 de mayo de 2012

Se me rompió la panty

Había estado siempre
al borde de su asesinato.
Hoy la acribillé,
pero fue por negligencia, sin dolo:
apreté el gatillo sin querer.

El agujero que chorrea
puntos descarrilados
me hace mirar a todos lados
buscando testigos
y compungirme.

Es este uno de esos crímenes
que sólo queremos confesar
entre la vergüenza y la culpa.

Eras mi favorita, mi bienamada;
única, encontrada, irreemplazable.

La verdad es que no se me rompió la panty;
rompí la panty,
y con la predecible torpeza
de un quinceañero
desvistiendo la experiencia envuelta
en finas pantimedias.

lunes, 26 de marzo de 2012

Aterciopeladas


Algún día habrán de acabarse las soleadas y calurosas tardes de este insólitamente largo verano que tan acomplejados tiene a los campesinos de nuestra Patria. Y hay indicios para creer que ese día llegará más temprano que tarde, porque a) el 21 de Marzo llegó el otoño, b) durante millones de años ha sucedido que en el otoño hace menos calor que en verano y c) después del otoño viene el invierno, que es el claro opuesto del verano o sea, frío asegurado (creo que con esos argumentos gané el debate). 

Y, cuando ese día llegue, veremos quebrantado el orden del sudor, la alegría tropical y la despreocupación de vestirnos con sólo una capa de ropa. Entonces, y como diría Hegel: si el invierno es la negación del verano, y la ropa abrigada es la negación del frío invernal, entonces, para restablecer el imperio de calor hay que abrigarse.

Pero sucede que aquello no es una tarea sencilla: NO SEÑORES. O, más bien, abrigarse y no parecer vagabunda no es sencillo, al menos para mi. Y no es que tenga algo contra los vagabundos (aunque en realidad sí lo tenga porque, realmente, ¿a quién le puede agradar que existan personas que por cualquier motivo deban vivir en la calle, de manera indigna, desamparados?. Entonces, no tener algo contra los vagabundos es simplemente optar por ni si quiera abrir la posibilidad de acabar con la lucha de clases; es, por decirlo de otro modo, elegir perpetuar la lucha de clases. Pero claro, el estilo 'homeless chic' jamás podría haber nacido sin los vagabundos, ¿qué haríamos sin ellos?, ¿qué haríamos sin el 'homeless chic'?. La sutileza es que no se acaba con lo vagabundos haciendo barridas, digámoslo, porque la frase: 'hay que acabar con los vagabundos' suena algo neonazi. A cambio: 'Más y mejor Estado', ¿dónde habré escuchado eso?).





Y como tampoco es glamoroso andar con el vestido o la falda pegada a la panty, ni menos andar cuidando la rayuela de la cassata porque -de nuevo- la panty se está bajando (cuando queda media chica), me he dedicado a revisar las posibilidades que tenemos buscando una prenda más eficiente y linda. Y me fue bien: encontré estas calzas de invierno bacanes de Chanel, son casi pantalones, como los jeaggins o leggeans; son gruesas, aterciopeladas, lindas y el puño con botón y borde de cinta es top. 

sábado, 10 de marzo de 2012

Hollywood sadcore (H.s.) otoñal

La verdad es que esto lo elaboré hace semanas y se lo dije solo a una persona, pero en las fotos de Tomy Ton he visto demasiadas de estas cosas plasmadas como para no querer constatar que yo sabía lo que sucedería. 

Así será el otoño:

- Flores, cinturas, colores, mariposas y bichos. 
- Pasteles, nude y brillo (sobre todo dorado), toque de colores fuertes (verde limón y anaranjado más que ningún otro).
- Transparencias y encaje.
- Ojos bien delineados. Lentes de sol. Agrego: labios rojos. 

Hollywood sadcore del bueno para este período. 

Además del H.s., lucharé por introducir el Bollywood sadcore (B.s.) en las pistas. Algún día escribiré sobre eso: vanguardia. 



sábado, 4 de febrero de 2012

90s


Sucede que hace más de un mes que no escribo, todo a causa de infortunadas obligaciones que prefiero no recordar. Lo cual es muy fácil y acabo de hacer; amnesia temporal parece que se llama. 

Luego de eso, y mientras espero los minutos correspondientes para poder seguir viendo mi serie on line (porque no conozco técnicas para burlar el problema de no ser usuaria Premium), me dije a mi misma: es hora de publicar algo. Y al decir "hora" veo el reloj y es realmente tarde. En fin, es verano, son vacaciones. 



Lo que quiero decir está estrechamente ligado con el verano, y con otra cosa muy buena que son los vestidos. 

En ese sentido, algunos requisitos para un vestido bacán (según yo) son:



- fresco
- corto
- ajustado pero no mucho
- colorido y/o con una tela estampada 
- ojalá con flores
- con un escote bonito
- barato


Entonces, recuerdo uno de los fetiches vintage que Rookiemag se esmera en enrostrarme: los vestiditos noventeros veraniegos. Son bacanes porque cumplen de una sola vez con casi todos los requisitos anteriormente expuestos. Por otro lado, aunque perfectamente podrían ser vestidos que mi abuela usó en los 60s, es indiscutible que el touch se lo da la particular actitud noventera de combinación de prendas (entiéndanse usados con los bototos o la zapatilla de lona regalona, chaqueta de mezclilla, polerón grande, etc. Hoy se usan con zapatos, pero eso dejémoslo para Taylor Swift -que por lo demás me encanta, pero es absolutamente flavless-.). 

Y así es como sobrevivimos a 32° grados de temperatura a la sombra. 

viernes, 23 de diciembre de 2011

6. Sombreros de la campiña inglesa: la vigencia de un proyecto.

Se aproxima la Navidad, y este post es un regalo para ustedes, a modo de agradecimiento por seguir el ciclo de las Predicciones que comenzó hace varias semanas y que aquí concluye, y también es un regalo para mi misma puesto que me hace terminar un ciclo que durante semanas me martirizó por carecer de tiempo para otra cosa que no fuesen libros y códigos sin dibujos. Fueron días amargos. 

La "Campiña Inglesa" es el concepto con el que describo esas clásicas escenas de películas británicas ambientadas en el siglo XIX, en donde no falta la Lady reprimida que sufre por cualquier motivo, usualmente ligado a lo sentimental o a su condición de género, y que puede habitar tanto en una casa de piedra, madera o en el palacio de una tía lejana, cualesquiera de los inmuebles insertos en un paisaje campestre. 

Ahí es donde aparecen los sombreritos de paja que se sujetan con una cintita bajo el mentón y que, cada vez que salgo a la calle bajo 30 grados de calor a la sombra, creo necesario rescatar desde algún baúl y heredarlo de mi abuela (o fingirlo). Las ventajas que percibo a primera vista son: 

a) Claramente, el resguardo del sol (eso de quemarse por andar en el centro y luego tener que decir que fuiste a la playa nunca ha sido lo mío. Además, el cáncer a la piel y etc.).

b) Los hoyitos que quedan entre el tejido hacen que el pelo no se aplaste ni convierta en algún tipo de escabechado.   

c) Son livianos.

d) Son chic, tienen ese color neutro que combina con todo, sobre todo con los pasteles de la temporada. 

Deben quedar cientos de puntos a favor, pero creo que con esos son suficientes para ilustrar su vigencia. Recuerden que esto es sólo la idea, es absoluta y dialécticamente necesaria su adaptación a la actualidad. 

5. Labios coral.



Cumpliendo con mi compromiso unilateral (que a estas alturas no sé si me obliga, o si más bien sólo no da lugar a acción para exigir su ejecución -porque de hecho no da lugar-, constituyéndose en una obligación natural, pero que de todas formas al ser estas taxativas no va al caso, entonces quedo donde comencé) de presentar las Predicciones Primaverales y, por mora, veraniegas, hago entrega del punto 5 de nuestro índice. 

Quiero aclarar que el título parte de la convicción sobre la nomenclatura del Color al que hago alusión: el Coral. Sucede que dicho nombre da lugar a dos posibles interpretaciones concretas de la realidad o, más bien, da lugar a un error en que algunos creen que cierto color anaranjado se llama Coral, cuando no es así, mientras por otro lado subsiste la verdad, la rectitud y el amor. He escuchado que el relativismo es una desviación burguesa y me niego a convencerme de que dos cosas, siendo distintas, se llamen  igual en el mismo idioma. 

Es entonces que afirmo que el Color Coral es esa mezcla de rosa y rojo con un poquitín de naranjo (o sea, de amarillo) tan linda y dulce para el verano que dan ganas de comerse el maquillaje. Puede confundirse con el Color Salmón, pero ese está definitivamente basado en el naranjo. Para los labios (e incluso uñas) prefiero que sea cremoso y no nacarado, pero con un poco de gloss. Pulento. 


jueves, 22 de diciembre de 2011

4. Rosa y naranjo para las uñas. Chanel.

Lo lindo de estos colores es que no son fluorescentes, porque debo decir que tal estridencia ya fue, pasó de moda: hoy basta y sobra con los colores pastel. Y lo bueno es que no necesitamos pinturas marca Chanel para llegar a ellos.

Watchen: